martes, 14 de agosto de 2007

Titular una obra



Si la filosofía aún no se ha puesto de acuerdo acerca de si el nombrar da vida o mata... ¿cómo no iba a resultar difícil elegir el título de una obra? Misa Negra dio origen a muchas controversias, pero ninguna tan fascinante como la referida a su título. El espectador Juan R. lo argumentó de la siguiente manera:

"Desde el respeto a los usos y costumbres, desde la óptica de lo útil y provechoso, desde la mercadotecnia que es preciso aplicar a la representación para llenar un teatro, me parece conveniente retocar los textos, sin mutilar ni censurar el contenido esencial de la obra Misa Negra. Por separado, ambas palabras, pueden resultar provocativas; misa a un segmento importante de espectadores, y negra a otro que rehuye la connotación racista, en cualquiera de sus manifestaciones.

Por ello, se sugiere el uso de otro título, por ejemplo:

Ritual confuso

Psicopatía de guerra

Desesperados

Locos por la guerra

..."



Si bien la ambigüedad de un título como Locos por la guerra fueron más que suficientes para convencernos de que habíamos errado al titular nuestra obra, aún tuvimos la inmensa fortuna de conocer las atrevidas y atormentadas propuestas del espectador Luis H.:


Prudencia ante el extraño

Del agrado de Dios

Guerra en la tierra (a los hombres)

Instrumentos de Dios

No matarás en el nombre de Dios en vano

No matarás en vano en el nombre de Dios

No matarás

[¿El?] Sacrificio de la carne

Ni reina, ni caudillo, ni profeta

Las señales del Glorioso

El mayor mandamiento

Morir antes de ver al Cristo

Testigo de los hombres

Testigo de la guerra

La muerte de la victoria

Todas nuestras muertes háganse con caridad

Al son de la última trompeta

La carne y la sangre (en el reino de Dios)

Siempre son muchos los adversarios

Son muchos los adversarios

La prédica de la guerra

Nosotros, pecadores



P.S.: A ambos, Juan y Luis, os agradecemos el tiempo que dedicasteis a reflexionar sobre la obra y lo difícil de su título. Ilustramos vuestras propuestas con las de otro conspirador, Banksy.


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