sábado, 11 de agosto de 2007

Breve historia de todas las cosas (II)



Giorgio Strehler a Giulia Lazzarini
(en la noche del estreno de Los días felices)

Querida Giulia:

Ahora te toca a ti. Ve a escena y estate tranquila, no tengas miedo. Esta carta, no es la que habitualmente se manda a una actriz amiga para infundirle ánimo el día del estreno. Es una carta distinta y para ti también debiera suponer algo nuevo. Esta noche, tú eres el centro del mundo, porque el teatro es una parábola del mundo, y en tu soledad de intérprete, ante tu público, sentirás como nunca sentiste la terrible, maravillosa responsabilidad del actor. Lo sé, conozco la angustia de la espera, el peso, grave, para quienes creemos en la seriedad del teatro, que notas en tu corazón, el temor recóndito de no hacerlo bien, de que no te aplaudan, de no tener éxito (es verdad, eso también nos preocupa): el gran temor de no estar a la altura de tu misión, de lo que tú representarás.

Giulia, no debes sentir ese miedo o, al menos, no debes sentirlo con demasiada fuerza. Tu sencilla grandeza de intérprete siempre es pura, siempre límpida y hay siempre en ella el signo de la verdad, de la poesía, de la fuerza y de la delicadeza, todo al mismo tiempo. Creo, estoy seguro de que esta noche, en medio de mil dudas e incertidumbres que atraviesan tu corazón y tu cabeza, algo nuevo de ti saldrá a la luz, para ti y para los demás. Pienso que esta noche el mundo, el que resume el teatro, descubrirá una nueva dimensión tuya, más fuerte, segura y alta. No vas a nacer para el teatro hoy, pero sí vas a crecer para el teatro: verlo será para mí una alegría que me compensa muchos años de trabajo, de todas estas semanas que han sido duras y tensas para los dos. En esta aventura, ¿he sido un buen compañero para ti? Me lo pregunto, me pregunto si podía hacer más, mejor o de otra manera...

También yo, incluso yo, siento temor y lo cierto es que sólo el gran afecto, grande y antiguo, que tengo por ti me ha dado fuerza para seguir trabajando cada día. Tus problemas los conozco: continuidad, ese hilo subterráneo y que te une a unos pocos; ojos, un gesto, un ritmo de angustia que te une a todos; claridad de tono sin olvidar nunca la sutileza que te es propia; seguridad, capacidad para imponerte al espacio y a la gente:

"Estoy sola, aquí, en medio del universo y oigo, escucho mis palabras neuróticas, mi apresuramiento en hablar sin detenerme nunca. Comprended que escondo el vacío, que lleno el vacío del universo, incluso vuestro vacío. Mi condición es una condición humana que no os es desconocida, que sería la vuestra sino fuera porque la del actor es espantosamente trágica. Hablo con vosotros, hablo con un ser presente y ausente al que torturo pero del que no puedo prescindir; quiero morir, pero me resisto y no lo hago; lo sé todo, pero simulo, a veces bien, a veces mal, que no lo sé. Soy una derrotada, lo sé, una inútil, pero no acepto el veredicto, lucho en mi solitaria batalla para poder existir, como puedo y como soy. Recordando versos de poetas, repitiendo antiguas historias, riéndome en el vacío, descubriendo hormigas, hablando de sombreritos y de otras banalidades. En mí, Winnie, veréis vuestra existencia como a través de una lente apenas deformadora, esa tragedia maravillosa que significa estar viva en un mundo absurdo e incomprensible, ante un universo que ni tan sólo sabemos lo que es."

Ahora, de nuestro espectáculo, tú, Giulia, lo sabes todo. Pero este todo tiene que ligarse, encontrar su unidad dentro de ti, ser ordenado según una lógica interior sencilla. Sé sencilla por dentro, Giulia, no te crees más problemas de los que ya tienes, deja que todo pase por tu sensibilidad, por tu verdad intuitiva que no se equivoca nunca, que sólo puede equivocarse in sottotono. Protégete de esta pequeña emboscada de la sensibilidad, no te obsesiones por ella. Y olvídate también del resto, de todo aquello que nos hemos dicho durante estos meses. Sobre todo, estate tranquila, segura. Estás haciendo algo muy bello, muy hermoso. ¿Se darán cuenta? Creo que sí. Te espera un gran, inevitable éxito. Siénteme junto a ti, a tu espalda. Siénteme como tu mejor espectador. Estoy contigo, junto a ti, no tengas miedo o, cuando menos, no demasiado. Que todo pase como debe ocurrir y basta. Cuando alguien ha hecho lo que tú has hecho, cuando alguien tiene tu honestidad y tu pureza de corazón, las cosas sólo pueden salir bien.


Te amo.

Un abrazo fraternal,

Giorgio

No hay comentarios: