lunes, 3 de mayo de 2010

Pensamiento

Una tenue luz ilumina los folios que imprimo de negra tinta. La vida, estrechada entre los dedos, escapa al control de la mente ofuscada por la realidad, que no da explicación por tanto sufrimiento.

Las preguntas se persiguen como si de un remolino se tratara, buscando un sentido, un motivo, una ilusión que de un poco de paz. Pasado, presente y futuro se funden en una rota armonía que despedaza el corazón.

Mientras más allá del muro los pájaros revolotean en el cielo azul y la verde hierba ondula bajo el correr del viento fresco.

Almas en pena me rodean deambulando sin rumbo, abandonadas a su tormento. Vidas castigadas por los eventos que no saben perdonar, mientras el tiempo, recluido en un reloj de arena, ha perdido su valor.

¡Lejana la voz de mi hija!

Cuando el chillido de las cadenas cierra las pesadas puertas de hierro, la noche acompaña mis pensamientos. Detrás de mí un glorioso pasado, delante el abismo de la desesperación empuja mi cuerpo hacia el último viaje, más mi alma no quiere abandonarme.

Queda el recuerdo de cuando mis elocuentes palabras encantaban a la gente. Mil sueños vividos y miles que posiblemente nunca más viviré se derrumban como castillos de naipes. Otro día ha pasado y nada ha cambiado.

Mañana reencenderá la esperanza de no morir.

Centro Penitenciario Madrid IV - Navalcarnero

Desde el pasado mes de diciembre, Vuelta de Tuerca desarrolla un taller de teatro, todos los fines de semana, con los internos del Centro Penitenciario Madrid IV (Navalcarnero). Mientras salen a la luz prácticas como las de Alcalá - Meco, nosotros confiamos en que sea el teatro el elemento perturbador que se cuele entre los muros del error (arquitectónico, arbitrario tablero de la justicia).

Nada de filosofía ni de bonhomía. Evasión, evasión para los compañeros de Navalcarnero. Venderles la moto de la libertad de la imaginación fue en vano. Esto es real y nadie nos lo quita: estamos encerrados.

Nosotros les enseñamos nuestro Prisionero y ellos a nosotros su Misión Tierra, una divertidísima comedia sobre cómo San Mateo y San Pablo presentan a Dios serias quejas sobre sus carencias sexuales y afectivas.

Qué razón tuvo Brook al dedicarle unas páginas a eso que denominó como teatro tosco. Qué ingenuidad, qué belleza la de Santos haciendo de Dios, Ángel de Satanás, Mario a la dramaturgia, Vicente a la dirección... ¡bravo por ellos! ¡Larga vida al grupo de teatro!

Por cierto, ¿no tendríamos que bautizarlo de algún modo?